Para poder ver es necesario estar abiertx a que eso pase. La única forma de sanar es sentir el dolor, sentir la tristeza, el enojo, o la emoción que sea que estés sintiendo. Permitirte atravesar ese momento. Cuando me abro a sentir traigo consciencia a lo que me esta queriendo mostrar ese dolor, puedo tomar el aprendizaje detrás de eso. 

Cuando me permito sentir me abro a la alquimia de transformar el dolor en fuerza y en aprendizaje. 

Muchas veces nos cerramos a sentir por como nos dijeron que tenia que ser esta experiencia humana, nos callaron nuestras emociones o nos dijeron que no estaba bien sentirnos de tal forma. Derribar las creencias con respecto a esto es el primer paso para poder darnos cuenta de todo el potencial que se esconde atrás de estos momentos difíciles. 

Y cuando hablo de permitirnos sentir no hablo únicamente de emociones como la tristeza o el enojo, también hablo de emociones como alegría, gratitud, amor, ternura. Todas estas también a veces son reprimidas por creer que si las teníamos en cuenta estábamos exponiéndonos de mas, por creer que nos podíamos romper al sentirlas. 

Es que cuando me doy cuenta de que soy un ser completo y de que estoy en esta Tierra para pasar por cada una de ellas, me abro a recibir su medicina. 

Abrirme al amor, a la alegría y a la ternura, abrir mi corazón para permitirme sentir esto también, todo eso es parte de la misma sanación, y es igual de importante que atravesar la tristeza y las demás. 

La única forma de pasar el proceso es permitirnos la apertura, permitirnos experimentarlo todo y ver como vamos resurgiendo de las cenizas cada vez que caemos. 

La vida es una montaña rusa y estamos acá para pasar por todo. 

Todo pasara. Sea lo que sea que estés sintiendo, ningún sentir es permanente. Sin identificarme con mi sentir, lo observo, lo acepto, tomo su enseñanza y sigo mi camino, cada vez con mas confianza y apertura para recibir todo lo que la vida tenga para mostrarme. 

Sos tu propia medicina, permitite atravesar con amor el camino que te toque hoy, sabiendo que después de la ola grande viene la espuma, y después vuelve a venir la ola, y así sucesivamente. Somos como el mar, un vaivén que se permite los revuelcos, la serenidad, el subir y el bajar. 

Abraza tu proceso y confía en la vida, que siempre todo lo que pasa trae evolución al alma, y de eso se trata.